¿Qué te sucede belleza? - Legna Rodríguez
tú y yo estábamos besándonos un poco.
Tú y yo no tenemos prejuicios.
Podemos jugar al espejo y besarnos.
Jugar al espejo y quitarnos la ropa.
Jugar al espejo y tocarnos los genitales.
Jugar al espejo y eyacular despacio sobre el espejo que se presta para todo.
Pronto llegará y se besarán y chocarán los dientes y también las copas y se divertirán dando copazos a diestra y siniestra.
Felices juntos.
Por el camino a casa.
Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera.
¿Harán el coito?
¿En cinco minutos?
¿Rápido?
¿Como animales?
¿Antes de que lleguen los demás?
¿Qué pasará por sus mentes?
¿Pasará un ángel?
¿Fue bueno el coito?
¿Superó sus expectativas?
¿Era el coito lo más importante, precisamente?
¿No?
¿Nombrarán las cosas?
¿Se abrazarán cuando se vean?
¿Se besarán cuando se vean?
¿En la mejilla?
¿Sobre los labios?
¿Un beso frío?
¿Un beso cálido?
¿Se sentarán a conversar?
La amistad. Esto sí que es un acontecimiento. Los mejores amigos del mundo yéndose de sus casas para compartir sus vidas. Viviendo apretaditos en un alquiler barato. De quinta categoría. Luchando. Trabajando. Dejando de ser hermosos.
En las buenas.
Y en las malas.
Se acordaría de todo, suponiendo que todo es: el abrazo de dos muchachos que no saben darse la lengua ni quitarse sus camisas, el beso de dos muchachos que necesitan cogerse la boca y nada los insta a salir corriendo, si es que hay que salir corriendo.
No necesitas entrar en razón, belleza.
Solo necesitas entrar en ti misma.
Y no salir.
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